Para los miedos

No será tarde para cerrar la puerta
en la cara infame de los temores
cuando de tu vida
ya han tomado bastante.
Jamás será inoportuno
tener oídos sordos a la desesperanza
o callarle la boca al pesimismo.
esta más decir
que nunca será tarde
ni muy pronto
enterrar los miedos
que nos pesan tanto.

Ironias

a veces la vida si es injusta,
es ingrata con quienes
tenemos esperanza de tantas cosas.
es hiriente con quienes
abrimos nuestro corazón
a pesar de todo.

La vida es ingrata
porque siempre pagamos
lo que otros han hecho
en el presente y el pasado.
Solemos ser las lesiones
de quienes en algún momento
destrozaron almas
con indiferencia y silencio.

Al final de todo
aunque evitemos sufrir
la nostalgia y la tristeza
penetra nuestros ojos
y nos obliga a llorar
escondidos bajo las sombras
para continuar diciendo:
la vida no es tan mala.

De la locura

Qué será mejor frente a la locura
remedios, terapias o electroshock,
una buena compañía
que nos invite a bailar
con algún tipo de pretensión.

Qué será mejor frente a la locura
la razón, la lógica o el lamento;
una buena copa de vino
con toda mala intención.

Qué será mejor frente a la locura
drogas, sexo y rock and roll;
o un espejo a nuestro alcance
para decirnos que dentro de todo
estamos sanos y salvos.

Qué será mejor frente a la locura
vida, sueño o espasmo;
que tal más vida
y menos tantas preguntas.

De combatientes

Calla el silencio
y obliga a la memoria
a no olvidar.
A otros le encargamos
pedir a dios
y serán otros
los que se sometan
a un destino frío.

Levanta lo imposible
y derrumba cada miedo
a caer
A otros le tocará
llorar y lamentarse
y serán otros-no nosotros-
quienes se derroten.

Ahoga la desesperanza
y reivindica tu corazón
a la dignidad.
A nosotros nos tocará
levantar el puño
y la barricada
y morir luchando
por lo que otros no viven.

El último grito Inca

Siente ese calor mítico

de las tierras del sol,

desde donde cruzo nuestra sangre

y la deshonrosa esclavitud.

Mira como caen las nubes

sobre la cordillera imponente

trayendo los pedazos escondidos

del oro puro de nuestro pueblo.


Escucha nuestro desdichado llanto

mientras imploramos al Inti

que se lleve al extranjero sediento

de lo que no conocemos

y los entierre bajo la oscura penumbra

del olvido en la boca del mar.


Siente ese aire desolado del altiplano,

del alma y el cielo.

Desde donde se ahogan los gritos

violados por la pólvora y la espada.

Mira como fallecen las estrellas

sobre el rostro de la luna,

trayendo la lluvia esplendorosa

de nuestro dolor.


Escúchanos implorar en quechua

Y ser latigazos en castellano,

Imploramos a Wiracocha.

que derrumbe a esas bestias

sin respeto ni cultura.

condenarlos al fuego eterno

del viaje sin retorno.


Sientan este suelo divino

asesinado por lo humano y lo inhumano.

Miren atentamente como la sequía

se engulle los caminos

que nos llevan a Cuzco

y al templo del sol.


Escucha, nuestro lamento final

Pues Catequil no nos advirtió de nuestra muerte.

Pero antes que caiga el fin

Que Huari nos dé el último aliento,

El hacha y mazo

y nos deje hundir la cabeza del español

en las tinieblas y la perdición.